jueves, 18 de octubre de 2012

Corazón de sal

Allí arriba tenía la sensación de ser la mas grande. Debajo de sus pies, el mar rompiendo bravo y azul, y profundo como sus pensamientos. A lo lejos, nada. Por eso se pensaba única. Solo ella. Reamente sola... ¿Cómo había llegado hasta allí? El mar siempre había tenido para ella una atracción especial, casi obligada. Era como si la llamara con su voz de espuma clara, allá donde estuviera: -!Mar! Parecía que sus padres, cuando eligieron su nombre -eso que había nacido en un lugar dónde la tierra se rompe en secos terrones-, la hubiera condenado irremediablemente a ese amor salado y húmedo, que la mojaba hasta adentro y cubría su corazón con una fina capa de sal. Era el único lugar donde ahora se sentía bien. Sus mejores recuerdos, los mas felices, los recordaba siempre junto al mar, el mar en ellos, empapándolo todo... ¿Porqué son saladas las lágrimas? Ahora sabía porque. De pronto lo había comprendido. Estaba perdiendo el corazón, se le salia por los ojos en forma de agua salada. Esa capa de sal que cubría su corazón se deshacía cuando lloraba...y con cada lágrima se escapaba un recuerdo. Por eso se sentía mejor junto al mar. Recuperaba la sal de los recuerdos y su corazón dejaba de llorar...pero algo fallaba. Ahora que el mar tocaba sus pies los recuerdos pasaban muy rápido y se estaba dando cuenta de que le faltaba uno. No lograba saber cual de ellos era. Cuando el agua tocó sus muslos, pensó que lo veia llegar, parecia que quería...pero iba demasiado despacio. Era el mas importante y tenía que recuperarlo. En su pecho, el mar entró de lleno en ella, en su corazón... y ahi estaba, iba a recuperarlo por fin. Su pelo flotó y por fin lo vio. Era el suyo. Era ella... Mar.
 

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