en escribir un poema
con la tinta del insomnio.
y papel blanco de seda.
Intenté dibujarte de letras,
les gritaba a mis pinceles,
solo salieron contornos.
Y no pude recordarte
Marchabas por nuestro camino
transparente, sin memoria.
Entreveía por ti el horizonte.
No te ibas, solo andabas
entre piedras, musgo y jaras
para llegar hasta el mar
te volvías a momentos...
sin enseñarme la cara.
Pasabas por la estación del Olvido.
Allí los recuerdos giran,
todo se va y luego vuelve
como el mar en retirada
o muro de rompeolas,
ese que siempre rompe
la fuerza de todo huracán.
Allí viven circulos eternos
de pensamientos sin flores.
Infinitos, sin palabras.
Molinos de agua salada.
Trenes a nuestro interior
que pasan y nunca paran.
Todo incomprensible sin pies.
Hogueras de sentimientos.
donde apoyo mi cabeza
para descansar en tu playa
pero se deshace sin sueño
y no duermo, no duermo...
A lo mejor ya mañana.
Imagen de internet |
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